Pequeño burgués que flota,
que se acostumbra y habita
en la resignación de estrecha, mullida y mezquina
habitación de constante rutina,
en su colchón de pamplinas.
en el afecto, el odio y la pasión
prefiere la oferta...abaratada mejor;
que niega, que sobra, aceite de motor
en su visión, cualquier profundización; es, uno
que no conoce, consolidación.
Escoge
la distracción cotidiana,
de su televisado circo: ¡el balón!...
la ciega certeza cercana;
de complaciente y esquiva
mirada, burda y quieta conversación
callado él envidia, al de la propia
sinceridad. al de apasionada opinión.
Pequeño
de aburguesada mirada,
que admira
a lo de arriba, y es,
a lo que aspira....quiere
ser el Patrón,
ahora él
ser el mandón, que acumule
bajo el colchón...
la obsesión
y su misión, es,
de sumisión.
...se esmera la vileza
en su político conjunto; siempre
juntos, a lo banal se elevarían
como una fuente de excrementos; Manada
de innumerables mimetismos...
Presidente, y residente
del miedo social, al que le
termina gustando...desde los anales del mundo:
su redil formal. Su jaula residencial.
Pequeño burgués que va
acomodándose;
presa fácil,
a medio amansar, es,
su voluntad de poder: ¡de confort,
de débil congoja coja!
...aposentado,
y ya medio aman-
cebado; ser amedrentado,
tallo chico y vencido, de sueños
abandonados...
tu ser, es el del aparentar ser,
el de no querer, y en verdad,
no poder...estás,
condenado a perder
lo poco que queda de hombre
en tu servil ser...
II
...espero ver tus calles famosas, como se anuncian: inhumanas,
desde la altura del poder inmediato e infalible...atravesadas, por
las furtivas miradas ensayadas de mil estrellas de cine, que,
sin duda, enfrentarán su desprecio, a las ansias de mi gloria.
Yo nací en una como vos, y sin embargo no me puedo resistir a la tentación de intentar una conquista fútil. Inútill. Tan perecedera, como el chisporrotear de otra mosca atraída por las luces de tu Neón amanzanado.
Conozco el olor verdadero, de mendigo, que se mezcla raramente con el mejor de los perfumes: emanando e inundando al cristal líquido, al acero, la piedra humana de hormigón armado.
Sé, que esperar de los modales amarillos de un taxista, probablemente, el único poblador real de las ciudades como tu...
No espero ver nada más, que lo de abajo. A lo lejos, el resplandor luminoso de tus ideas, encarnadas en algunos pocos hombres desalmados; ejecutivos y ejecutores, paseándose en jets privados y en esos insectos, helicópteros, de cornisa en cornisa, con el destino de todos los consumidores entre las manos.
...otro lugar que no duerme, recorrido por riadas de turistas deslumbrados. Es mínimo: la punta de una aguja vertical que se levanta y quiere escribir en el cielo, toda la vanidad de la imagen de los hombres; al que pretendo apaciguar, a base de metáforas ininteligibles...tal y como lo hicieron los oráculos antes de alguna guerra.